Solución amarga para problemas de conducta. Apto para evitar el mordisqueo de muebles, calzado y otras conductas aberrantes. También indicado para evitar la ingesta de sustancias peligrosas como caños de plomo, baterías u otros. Su sabor desagradable impide que el animal se lama una herida o un vendaje. Su aplicación resulta ideal para heridas autoinfligidas, tal como el granuloma por lamido, la dermatitis acral, y toda patología que genere automáticamente. Se recomienda su aplicación en zonas donde se han aplicado cremas o lociones para evitar que el animal las retire mediante el lamido de la zona.

Aplicar al principio tan frecuentemente como se pueda y luego cada 6 a 8 horas, o según criterio del profesional actuante. En la primera etapa de su administración se dedica a provocar y exacerbar el reflejo aversivo. Esto es necesario para evitar que el animal se tome resistente al sabor desagradable, ya que el lamido que causa la herida provoca una descarga de endorfinas que provoca al animal una sensación placentera que puede resultar superior a la aversión causada por el mal sabor. Para ello se coloca un guante y se aplica el producto al animal en la boca y en la nariz, para que el sabor y el olor sean claramente identificados. Esto se repite hasta que el animal manifiesta un fuerte rechazo a la aplicación. A continuación, se coloca en el área afectada, tantas veces al día como sea posible. A modo de indicación se sugiere aplicar no menos de 6 a 8 veces por día, ya que dosis menores pueden causar reincidencia, en especial en granulomas por lamido.